El viñedo, símbolo destacado de la cultura mediterránea, es un signo de identidad de las comarcas de la Costa Dorada, tanto por la extensión de su cultivo como por la singularidad de sus productos.

Este territorio, a finales del siglo, sufrió también la plaga de la filoxera, que afectó gravemente a la zona.

Para hacer frente a esta situación, los campesinos se unieron y, en 1899, crearon la Sociedad Agrícola-Cooperativa de Vila-seca.

El cooperativismo catalán fue esencial en la modernización del mundo agrario y supuso también una transformación social, ya que los campesinos pasaron de trabajar de forma individual a hacerlo conjuntamente.

Es así como la Cooperativa Agrícola de Vila-seca hizo frente a la inversión para comprar los terrenos y encargar la construcción de una gran bodega al arquitecto Pere Domènech i Roura, hijo del reconocido arquitecto Lluís Domènech i Muntaner.

El Sindicato Agrícola de Vila-seca, creado en 1917, compró ese mismo año al conde de Sicart los terrenos para construir la bodega. Las obras se iniciaron el 10 de marzo de 1919, y en 1920 ya se obtuvo la primera cosecha.

El Ayuntamiento de Vila-seca lo adquirió en 2005 y, en estos últimos años, se ha podido llevar a cabo el proyecto de restauración y musealización del Celler, una iniciativa que cuenta con la financiación de los fondos europeos FEDER.

Pere Domènech i Roura fue pionero en la construcción de bodegas de autor en Cataluña con la creación de la bodega de L’Espluga de Francolí (1913), cuyo éxito le supondría la realización de otras dos bodegas: la del Sindicato de Vinicultores de Sarral (1914) y la bodega del Sindicato Agrícola de Vila-seca (1919).

Además de las tres bodegas, cabe destacar la Casa Marcó de Reus (1926), el Mercado Municipal y buena parte del urbanismo de Canet de Mar (1933).

En Barcelona participó en la Exposición Universal de 1929, además de proyectar la Casa de la Prensa, el Estadio de Montjuïc y, en colaboración, el Palacio Nacional de Montjuïc.

También fue profesor y catedrático de la Escuela de Arquitectura de Barcelona durante treinta años (1920-1950). Tras la muerte de su padre, se encargó de la proyección y ejecución del Hospital de Sant Pau y del Institut Pere Mata de Reus.

Es la tercera y última bodega que proyectó Domènech i Roura. De estilo novecentista, consta de una nave, de estructura basilical, con un cuerpo central más elevado y dos cuerpos laterales más bajos, y otra nave adosada para la recepción de la vendimia y la elaboración del vino, además del laboratorio y el depósito. El conjunto quedaba encerrado en todo su perímetro y lo completaba la vivienda del encargado y un transformador.

El Celler está resuelto con arcos diafragmáticos carpaneles atirantados y de medio punto rebajados, que se sostienen sobre pilares de sección cuadrilobulada.

Destaca la majestuosa fachada de mediodía, con una gran abertura de arco de medio punto enmarcada por pilastras que, al llegar al basamento, se convierten en dos cuerpos que sobresalen del plano.

El nuevo Celler, de 3.150 m2 repartidos en dos plantas, cuenta con diferentes espacios que otorgan una gran polivalencia a la divulgación del conocimiento del territorio y de la cultura vitivinícola gracias a su museo y a la organización de jornadas, debates y presentaciones.

El Celler es también el espacio idóneo para la promoción y disfrute de la cultura, a través de la programación de espectáculos escénicos y exposiciones.

En el exterior, junto al Celler, encontramos el Castillo de Vila-seca, donde podemos disfrutar de exposiciones de artistas catalanes de gran renombre internacional, fruto de un convenio con la Fundació Vila Casas.